Presentación

Alas blancas

Me crecieron unas alas,
blancas, grandes, bonitas
muy bonitas.

Cuando me dí cuenta
de que ahí estaban conmigo,
quise probarlo.

Y me la pegué,
pero no la torta por no saber,
por no haber aprendido a volar.

Me dí tal hostión,
que pude ver
que no eran mías, no.

No me correspondían,
no tenían que estar ahí.
Tenía que vovler a como antes.

Pero primero cortarme,
tenía que cortarme las alas.
Es difícil, duelen, y llevan su tiempo...

Unas alas tan grandes
y bonitas,
tan blancas...

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Escape

Encontré este video que me recuerda una gran realidad de mí. Tan sólo quería compartirlo por si alguien ha pasado por lo mismo.

Escape (2012)


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Que le den al amor

Le pueden dar por culo al corazón, le pueden dar por culo a la razón y me pueden dar por culo a mí, por dejar que esto pasara. Mala pata la mía ser tan idealista con el amor y chorradas varias, estoy hasta los huevos de que me guste quien no debería, primero por no tenerla al alcance y segundo por ser gran amiga y no una cualquiera.

Es tanto lo que valoro la amistad y tanto lo que me destroza estropearla, que da igual que quiera intentarlo, da igual lo que la quiera, da igual lo convencido que esté de que hay que arriesgar, es tan grande el riesgo a terminar yo fatal, que no puedo intentarlo, tan solo puedo callar.

Pero si callo jamás cambiaré las cosas, Y desde luego no cambiará entonces la idea de que no puedo competir. Llora, llora, que no te has cansado lo suficiente para cambiar. Llora, porque es lo único que puedes hacer ahora. Llora porque eres cobarde, y todo seguirá igual hasta que lo cambies.

Cambiar las cosas, encontrar a alguien, dejar de ser cobarde... nada de eso merecerá la pena si estropeo la amistad. Y ni siquiera sé si eso cambiará algo para mí. Coger el riesgo, y decírselo, aún sabiendo la respuesta, para ni siquiera saber si me servirá de algo, si de verdad se eliminarán mis pensamientos como creo que pasará al contarlo. ¿Tanto riesgo para nada?

A tomar por culo el corazón, a tomar por culo la razón. Quiero contárselo, tan sólo eso, no intentarlo tan siquiera, pero no quiero hacer daño. Mucho tiempo atrás tenía mi juramento, y por mucho tiempo lo mantuve, aunque llegaba a ser inhumanamente estricto y me permití dejarlo.

Pero parece ser mejor cumplirlo, y callar por siempre el tema, matar esa parte de mi corazón y hacer real el "no me importa estar solo". Porque de verdad no me asusta terminar solo por triste que parezca. Por muy joven que apareciera el juramento, y por muy estricto y desproporcionado que parezca, es el mejor con el que me he encontrado, el más adecuado para mí.

Solo queda una pregunta: ¿abrazaré de nuevo al juramento? ¿o probaré primero? para terminar igualmente con el juramento. Que estoy cansado ya.

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Me gustaría que supieras

Me gustaría contarte algo, no sé si alguna vez te lo conté.

Sabes que eres importante para mí y que haría prácticamente cualquier cosa por ti, ¿verdad?

¿Sabes porqué eres tan importante para mi?

Cuando te ví, enseguida me llamaste la atención, me atrajiste, pero pensé que nunca lograría acercarme a ti porque no querrías saber absolutamente nada de mí. Y tenía en esos momentos una sola cosa en mente, y no era los estudios precisamente.

Era: o encuentras a alguien, o tu vida acaba aquí.

Se nota que encontré a alguien, ¿no? Llevaba 8 años de tales desgracias, que me tiré los ocho años queriendo suicidarme y no tengo muy claro porque. Bueno, si, por Él. 8 años en lo que parecía que la gente me consideraba raro y alguien unítul, que no valía para nada y no le interesaba a nadie.

Por supuesto, fuera apoyos, amigos y todo con esa mentalidad.

No puedo acordarme de lo que pasó. Tampoco lo voy a intentar mucho. Superar algo, es poder recordarlo sin que te duela. Lo intenté varias veces y no he sido capaz. Aquello era un caos de soledad y dolor, y día y noche pensaba en el suicidio y lloraba, y no era capaz de encontrar el porqué pasaba, qué había hecho mal, qué podía hacer para cambiarlo...

Cuando llegué a las clases, estaba harto y ya no aguantaba un día más. Le perdía a Él, que en realidad estaba ya casi perdido, y sin él, ya no me quedaba nada para vivir, asi que dí una última oportunidad. O encontraba a alguien, o todo se había acabado. Y mi única duda era de qué forma. Si desde la montaña que tantas veces escalábamos él y yo, o llevándome a unos cuantos de la clase.

Te vi y me atrajiste, y me pareciste lo más inaccesible ese día, y todos los siguientes. Y al filo de la muerte, ahí estabas a mi lado.

Te debo mi vida, de forma literal, y te quier, hasta el punto de que no puedo imaginarme que pueda querer a alguien más de lo que te quiero a tí. Tan sencillo como estar a tu lado, y mi malestar y problemas, sencillamente vuelan.

Tan solo quería que lo supieras, tan sólo quería contarlo. Excepto él, nadie conoce mi historia. Si nos ponemos tiquismiquis, una conoce esta parte y alguna cosina más, otra, conoce el sufrimiento que pasé pero no lo que pasó, y la última, conoce parte de la historia y parte del sufrimiento.

Pero nadie conoce la historia, ni siquiera yo, y a veces apetece contarla, por quitármela de encima, por poder superarlo algún día.

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Buscándole...

No me funciona. Entre las cosas que recuerdo, son las grandes charlas con él, con y sin palabras. Ya podía pasar cualquier cosa, que ahí estaba él, cuando todo empezó a ir mal, y todo el mundo se iba, él se quedaba.

Él era todo lo que tenía, y a él le contaba todo, igual que todo me contaba él. Compartía conmigo sus lágrimas y sentimiento, al igual que yo le confiaba mis propias lágrimas, y mis más profundos secretos.

Con él no había secretos, no había dudas. Él era mi amigo, más que amigo, era parte de mí, y seguro estoy de que yo lo era para él y en ningún momento dudé en que me acompañáría a todos los lados donde yo fuera. Vivía por él, y él vivía por mi, si yo me iba, él también, si él se iba, yo con él.

En las desgracias es donde aparecen los amigos, y sobradas ocasiones demostramos una amistad fuera de lo común. Hasta que nos perdimos. Y la distancia se impuso. Sigo siendo fiel a la amistad, seguiría dándolo todo por él. Pero ya no está. Y tan solo callé. Ya no había nada de qué hablar, no había nadie con quien hablar y tan solo callé.

Y no hago más que buscarle. Estoy acostumbrado a callar y no contar nada, pero no lo estoy a guardarlo todo para mí, no estoy acostumbrado a estar solo, sin nadie. Y sin embargo, sólo no estoy, faltaría más faltarle el respeto a quien me dió vida.

pero le sigo buscando, cada persona, cada amigo, busco en él a ÉL, y en cada amigo que veo, no le encuentro. Lo he intentado, he probado a traerle de nuevo a mi lado, he probado a hablar con la gente, he probado a callar, he probado olvidarle. Y no funciona.

Veo imposible una amistad como la suya, y da igual con quie hable, tan solo le busco a él. Le echo de menos y no soy capaz de tapar ni rellenar el agujero que dejó. Me siento incompleto, sin mi otra mitad. Y no puedo hablar. Hablo como si callara, hablo, como si le esperara a él. No sé que hacer con esto de dentro. No funciona...

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Pensamientos truncados

Suicidio
Con esta palabra pasan dos cosas, no reconocen su auténtica importancia y se rien, o lo reconocen y se asustan.
Por desgracia, la situación más común es la primera, y he podido ver vidas truncadas de esa manera. Lo peor de todo, es la cantidad de vidas amenazadas por el suicidio que nadie ve, y quienes lo ven, no hacen nada pensando que ya lo superarán y no llegarán a tan extrema decisión...


Como muchos de los que quieren suicidarse, yo soy de quienes quieren suicidarse, pero que no lo hará, o eso espero.

Me siento mal y hasta culpable que la idea ronde por mi cabeza y la guarde como una posible opción a tomar. ¿Porqué? porque tengo en mi corazón a valiosas personas por las que vivir y a quienes no les he contado nada, porque mis problemas no son mayores de los problemas de los demás, porque tengo momentos felices que no aprovecho como los demás...


¿Acaso soy débil?¿Soy tan idiota como para revolcarme en los peores momentos y olvidar los buenos? es que no hay otra explicación, ¿tan débil soy? No soy nadie... un debilucho es lo que soy, un debilucho y un cobarde.

Tengo grandes cosas en mi vida y ni las miro, ya está bien. Hubo una vez, un tiempo en que tenía verdaderos problemas, y a nadie conmigo. Tenía auténticos motivos para el suicidio, y aunque tardé, tomé la acción de mi mano, y lo cambié todo. Logré salir de la situación, gané todo lo que ahora tengo y superé el suicidio.


Y ahora haciendo el tonto.






Hace tiempo que perdí mis lágrimas, al principio porque no me quedaban ya, y luego, porque desaparecieron.

Llevo tiempo en el que tengo ratos en los que me apetece llorar y dar puñetazos, descargar mi rabia y frustación. A ratos la felicidad se me antoja difícil y caprichosa, y muy sensible a las verdades y la realidad.

Casi hubiera preferido que me llamaran inútil, tanto decirme de ser el mejor, no lo soy, y es difícil mantenerse a la expectativa.

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