Presentación

Pelea a la fuerza

La batalla no siempre es la guerra, y eso lo sabían pueblos que nos sorprendieron como los galos contra el César, los judíos contra los nazis, los débiles pueblos de Escocia contra el rey Eduardo... Su carácter luchador y su resistencia son admirables aunque los llamemos suicidas.

No siempre se necesita armas y bombas para ver estos casos, en cada persona, durante toda su vida, libra una guerra,con, a veces, treguas. Un autor dijo una vez, que era feliz, porque nada en la vida le fué fácil. Y ahora, yo le doy la razón...

Con unos inicios de vida felices, tranquilos y fáciles, nada sabía hasta que lo más crudo de la guerra se libró en mi a muy temprana edad (demasiado). No sabía lo que ocurría, qué era eso, cómo actuar... Y asalto tras asalto, abrían enormes brechas en la muralla que levanté alrededor mío como defensa, y asalto tras asalto, reparaba con desesperación las brechas desde donde escapaba mi vida, brechas que se volvían a abrir incluso por sí solas.

Pasaba el tiempo y pasaban las batallas, mi coraza era cada vez más dura y los ataques no hacían tanto daño, pero las grietas seguían, no era capaz de cerrarlas, no podía pedir ayuda de ningún tipo, me asediaban y yo me debilitaba cada vez más... La guerra parecía muy próxima a su fin y la balanza se inclinaba claramente hacia el enemigo...

No sé que ocurrió, pudo ser mi encuentro cara a cara con la muerte que cambió mi mentalidad y me enseñó lo que había, o pudo ser esa luz que brilló momentáneamente en la oscuridad y que ahora persigo. O las dos cosas.

Me costó, pero me cabreé con todo lo que me había pasado, me cabreé contra el enemigo al que nada hice, quité casi toda mi coraza y me lancé a ciegas, arremetiendo, jurando que moriría intentando cambiar mi destino, y el enemigo se retiró, apenas encontré resistencia, todo empezaba a cambiar, mi mentalidad cambió, y vi que podía cerrar mis heridas y avanzar, pero todavía encontraba resistencia. Apenas me dí cuenta de que me había hecho fuerte y podía ganar batallas, el enemigo pareció retirarse por completo, dándome un respiro, y yo me quedé muy tranquilo.

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